En un lugar de Nicoya llamado Pueblo Viejo, a 24 kilómetros del Puente de la Amistad, se construye un ejemplo de organización, cohesión familiar y apoyo comunitario.
Angustiado por una trayectoria de escasez y de necesidades cotidianas, en un hermoso lugar, donde las fuentes de trabajo eran y aun parecieran ser exiguas, donde sus hijos vendían chilotes, mango con limón y otras comidas en el Ferry del río Tempisque y donde había que hacer de todo o no hacer nada, trabajando en la construcción, vendiendo madera, vendiendo posta, vendiendo huevos trabajando y consumiendo en El Sarpe, La Bodega o en cualquier otro lugar, comprando y vendiendo mariscos. Ah mariscos… Vendiendo ceviche.
Con la experiencia adquirida en un recibidor de pescado que había logrado instalar en San Ramón y que lo dejó para trasladarse a vivir a Pueblo Viejo, por fin, decidió preparar ceviche para el consumo, ceviche para vender a los vecinos, ceviche para vender en Playa Carrillo, Sámara y otros lugares. Y si era aceptado allá tan lejos, por qué no venderlo más cerquita, en la carretera a 500 metros de la casa. Mas barato, más tiempo de descanso…más ventas. Ventas a traileros, camioneros, agentes vendedores, a vecinos y a todo aquel que le gustara su receta.
¿Las ventas de ceviche? Muy bien.
Despertó algo en aquellos que no quieren dejar hacer, dejar vivir ni dejar trabajar…ayayay carajo, uno o dos dueños de negocios no están contentos. Algunos clientes compran la cerveza y la llevan al carrito marca Hyundai Accent del año 87 que está estacionado con la hielera de ceviche, otros llevan el refresco, la pipa helada, se acompañan con rosquillas y tanelas. Se arma el vacilón.
No falta el enojado que llega a botar el ceviche, ni la autoridad de salud o policía que quiso decomisarlo. Tampoco faltó el apoyo de la familia, los amigos y de la comunidad.
¿Las ventas de ceviche? Muy bien, pero con muchos problemas.
Tengo una sodita pequeña, de madera para unas cuatro mesas, con permisos del Ministerio de Salud, alguien propuso…y allá vamos.
Viene un cliente, viene otro, vienen más se llenó esto, consigan sillas y mesas. Seamos socios le propuso, no acepto. Más mesas, más sillas más clientes, más comida. Se quemó la cocina, llamen a los bomberos. Orden sanitaria o algo así, no socios…adiós. Corra a buscar otro lugar. Y se llenó el Country y compré un lote y construí. Y cambié lo construido, vendieron el country, me pasé a alquilar lo vendido y construí en lo cambiado. Así son los enredos y así surge el negocio de Marisquería Rafita en Pueblo Viejo.
Así, escuchando consejos de su familia, respondiendo a sus amigos y al apoyo brindado por la comunidad, insistiendo y luchando, surge la Marisquería Rafita que representa la importancia de salir adelante, a pesar de las adversidades que encontramos en el camino.
Actualmente Marisquería Rafita es el lugar por excelencia, obligatorio de visitar para disfrutar de los mejores mariscos de la zona y con precios accesibles. Una empresa con responsabilidad ambiental y social, que contribuye a la generación de empleo en la zona. Actualmente cuenta con cuatro restaurantes ubicados en Pueblo Viejo, Nicoya, Santa Cruz y rumbo a Tamarindo en la zona de Chircó.
Biota Consultores en Desarrollo Sustentable S.A. le brinda un especial reconocimiento a Marisquería Rafita, su familia y a toda la comunidad Guanacasteca por el apoyo hacia estas iniciativas. Asimismo, nos ponemos a su disposición para realizar asesorías en proyectos de responsabilidad ambiental, social y otros que requieran estudios para la viabilidad ambiental de SETENA.