Todo proyecto constructivo o de desarrollo ocasiona una serie de impactos sobre los ecosistemas, es por ello que la Secretaria Técnica Nacional Ambiental (SETENA), solicita estudios biológicos a los proyectos, según su ubicación, fragilidad ecosistémica de la zona o tamaño del proyecto.
En estos estudios lo primero que se determina es en cuál zona de vida se ubica la actividad, obra o proyecto a desarrollar. Según Quesada (2007), uno de los sistemas más utilizados de clasificación de los bosques es el de Zonas de Vida de Holdridge, que divide Costa Rica en 12 zonas de vida y 12 zonas de transición. Con base en factores ambientales como humedad, precipitación y temperatura; el resultado es la división del país en diferentes tipos de bosque: Bosque muy húmedo tropical, con 539391 ha (10,5%), Bosque muy húmedo premontano, con 372742 ha (7,2%), Bosque pluvial montano bajo, con 301974 ha (5,9%). Bosque pluvial premontano, con 289400 ha (5,6%), Bosque húmedo tropical, con 283213 ha (5,5%). Enseguida se presentan las zonas de vida como de transición que existen en Costa Rica según Holdrige (Fig. 1).
Fig 1. Zonas de Vida de Costa Rica
Una vez ubicada la actividad, obra o proyecto, se hacen muestreos de flora y fauna con distintas metodologías. El registro de datos trata de cubrir el dosel y el sotobosque al que este asociado la actividad, obra o proyecto. Después de hacer el muestreo y tener listos los registros, se procede a identificar cuales especies son indicadoras, es decir, una especie biológica que define un rasgo o característica del medio ambiente. De acuerdo con Isasi (2010), las especies indicadoras son aquellas que por sus características (sensibilidad a perturbación o contaminantes, distribución, abundancia, dispersión, éxito reproductivo, entre otras), pueden ser utilizadas como estimadoras de los atributos o estatus de otras especies o condiciones ambientales de interés que resultan difíciles, inconvenientes o costosos de medir directamente.
Fig 2. Grupos de estudio en estudios biológicos
Según este mismo autor las especies indicadoras de cambios ambientales han sido definidas como aquellas que se encuentran altamente relacionadas con condiciones ambientales particulares, por lo que su presencia señala la existencia de dicha condición. Asimismo, Camargo (2005), señala que el uso de especies indicadoras de calidad ambiental brinda una visión más amplia sobre el impacto causado sobre un ecosistema, ya que se pueden evaluar los efectos a largo plazo, debido a que únicamente el restablecimiento de las variables físico-químicas afectadas no indica que las comunidades bióticas van a reestablecerse inmediatamente. Se toma en cuenta las especies de los seis grandes grupos de fauna (mamíferos, aves, reptiles, anfibios, peces y artrópodos) así como la flora del lugar a estudiar.
Un ejemplo de especies indicadoras son los macroinvertebrados en estudios de monitoreo de aguas, con la metodología Biomonitoring Working Party (BMWP).
Estos estudios permiten evaluar la calidad de agua por medio de macroinvertebrados; este estudio consiste en la recolección in-situ de macroinvertebrados (insectos acuáticos, crustáceos entre otros organismos presentes en cuerpos de agua). (Fig. 3)
Figura 3. Muestreos de BMWP
Fig4. Macroinvertebrados que se pueden observar al realizar un BMWP (A,B,C).
Posterior al muestreo, se da la identificación y clasificación taxonómica ex situ, utilizando un estereoscopio. En este estudio es importante determinar la presencia o ausencia de grupos de interés biológico por su tolerancia o intolerancia a la contaminación, y con esto se puede determinar mediante una escala el estado de salud del manto acuífero, en el momento de la realización del estudio. (Fig. 4)
Existen seis categorías de calidad: excelente, calidad buena no contaminadas o no alteradas de manera sensible, regular eutrófia, contaminación moderada, mala contaminadas, muy contaminadas, muy mala extremadamente contaminadas.
También se realizan muestreos para determinar el estado físico-químico del agua. Para este estudio se recolectan al menos tres muestras en los sitios de interés, empleando red tipo D para la captura de macro-invertebrados y se utiliza la metodología de muestreo descrita en el “Reglamento para la Evaluación y Clasificación de la Calidad de Cuerpos de Agua Superficiales” según el tipo de cuerpo de agua a estudiar.
El conocer el estado del ecosistema en que se encuentra el área de proyecto antes de realizar la obra, es de gran importancia, ya que permite evaluar el grado de perturbación sobre el mismo, que podría provocar el desarrollo de la obra o proyecto. Esta información contribuye a la propuesta de alternativas más amigables con el ambiente, medidas de mitigación y medidas de restauración después de la ejecución del proyecto.
Biota Consultores realiza estudios biológicos y de BMWP, como parte de todo el proceso D1 o también, podemos realizar estos estudios para otras empresas o consultores a cargo de la obtención de la viabilidad ambiental de un determinado proyecto.